Caras vemos...
Hay una tendencia a elevar a los altares a los personajes torturados de la cultura,magnificando sus atributos,caricaturizando y simplificando una personalidad que por lo humana debe ser compleja y contradictoria y forjando así iconos sin mácula, como los próceres de las estampitas didácticas, esas que todavía se venden y usabamos en la primaria.
Esto mismo paso con Franz Kafka (1883-1924), autor de obras impecables como El Proceso,Metamorfosis y El Castillo, elevado, alabado y pocas veces criticado.
Se sabe de sus fallidas relaciones con mujeres, de su soledad y dificultades existenciales pero poco se sabe, o al menos poco habían mencionado sus biógrafos acerca de algo tan privado como su vida sexual. Hasta ahora.
Un libro próximo a salir en el Reino Unido viene a desvelar uno de los secretos mejor guardados del escritor checo de origen judío: el señor K disfrutaba de la pornografía.
La historia comienza cuando el autor y académico, James Hawes, experto en temas Kafkianos, se topó con un material muy particular mientras hacia investigación en dos bibliotecas de Londres y Oxford. Eran fotografías de sexo explícito, propiedad del afamado escritor.
En la época de Kafka, el consumo de pornografia era algo furtivo,los que quisieran disfrutarla necesitaban suscribirse por correo a redes semiclandestinas de pornógrafos para recibir en la comodidad de su casa, fotografías de actividad sexual.
Y asi lo hizo Kafka, con la particularidad de que el editor del atesorado material porno de Kafka, el doctor Franz Blei,fue tambien la primera persona que publicó escritos suyos, una seria de historias cortas en el año de 1908.
Franz mantenía oculta su pornografía bajo llave en la casa de su padre donde vivía, llevándo consigo dicha llave cuando salía de vacaciones.
Según Hawes en las fotografías encontradas se mostraban no solo hombres y mujeres en plena fornicación sino también mujeres teniendo sexo e inclusive animales teniendo sexo oral... Naughty, naughty.
Este libro del inglés Hawes no se enfoca solamente en el porno de Kafka, sino que trata de derribar lo que el mismo autor considera una serie de mitos acerca de K, fomentados por su amigo Max Brod,esa imagen de escritor maldito, solitario y en la pobreza extrema.
En realidad, y siempre según el investigador, Kafka era miembro de una familia de clase media de origen judío, totalmente inmersa en la cultura alemana de la región, alejado por lo tanto de la ortodoxia judía asquenazí, exitoso y bien pagado abogado y que escribía sin preocupaciones económicas.